HOY
HACE 71 AÑOS NUESTROS CORRESPONSAL ESTABAN EN...
Montevideo,
cuando Gabriel Terra dio un golpe de Estado
31
de marzo de 1933
Escrito
por: Diario
La República
Miércoles
31 de marzo de 2004 | 2:52
Con
el apoyo de la Policía y del Cuerpo de Bomberos, el presidente
constitucional ha disuelto el Parlamento instalando un régimen de
facto. Este país, considerado la Suiza de América, no pudo
sustraerse a la onda expansiva de golpes de Estado que sacude a todo
el orbe y que son la respuesta autoritaria a la crisis económica
mundial que se arrastra desde hace casi cuatro años.
La
economía uruguaya, particularmente, ya había comenzado a mostrarse
menos sólida a partir de 1928, al punto que el dirigente Martín C.
Martínez hubo de reconocer que “se acabaron los tiempos de
superávit”. Ante esta realidad de desajuste fiscal, las clases
conservadoras empezaron a cuestionar cada vez con mayor severidad la
política reformista y estatista impulsada por José Batlle y
Ordóñez, un socialista liberal que modernizó el país durante las
tres primeras décadas del siglo. Al mismo tiempo, las dificultades
económicas ocasionaron importantes protestas obreras, duramente
reprimidas por la policía.
Como
se recordará, hace poco más de tres años se fundó el Comité de
Vigilancia Económica, bautizado “Comité del Vintén” por el
gracejo popular, que agrupa a las fuerzas vivas del país
(productores agropecuarios e industriales, fundamentalmente), que ven
con alarma el modelo socializante de Batlle y el “peligro rojo”
que representa el movimiento obrero inspirado en la Rusia de los
Soviets.
Las
entidades empresariales vienen reclamando una reforma constitucional,
la detención del estatismo, la disminución del gasto público y una
reducción de la burocracia.
Elegido
presidente constitucional hace dos años, el doctor Terra se mostró
incapaz de hallar soluciones a la crisis dentro del marco
institucional. El descontento fue aumentando, y el líder blanco Luis
Alberto de Herrera llegó a proponer una “marcha sobre Montevideo”
inspirada en la “Marcha sobre Roma” que Mussolini organizara años
atrás. Al mismo tiempo, se endureció la represión contra el
movimiento popular y especialmente contra el Partido Comunista –cuyo
periódico “Justicia” sufrió clausuras– mientras se alzaban
voces reclamando mayor rigor en la legislación penal.
|
Gabriel Terra |
Durante
el mes de enero la situación hizo crisis. Según pudo saber nuestro
corresponsal de buena fuente, el pasado 13 de enero el doctor Herrera
presionaba al presidente con estas palabras: “El cambio radical se
impone; lo haces tú o lo hacemos nosotros”. En el mismo sentido se
manifestó tiempo después el líder del Riverismo (sector
conservador del Partido Colorado) Pedro Manini Ríos. Los rumores
sobre estas reuniones generaron explicable alarma en el Batllismo y
en el Nacionalismo Independiente, aunque un quiebre institucional era
impensable aún.
Los
hechos, sin embargo, se desencadenaron en la tarde de ayer, cuando el
Presidente envió un mensaje al Parlamento comunicando una serie de
medidas extraordinarias que se adoptaban para “evitar los
sabotajes, crímenes y desórdenes” que, según el Ejecutivo, se
producirían en ocasión del acto político previsto para el próximo
8 de abril. Las medidas incluyen: censura previa de los órganos de
prensa que atribuyan propósitos dictatoriales al Presidente;
intervención de las cárceles; mantenimiento de los servicios
esenciales (agua y luz) en la capital; intervención policial de los
servicios telefónicos y telegráficos.
Mientras
el Parlamento analizaba y discutía el mensaje del Ejecutivo, el
presidente y su gabinete ministerial se instalaron en el Cuartel de
Bomberos con grandes medidas de seguridad. Esta madrugada, por 64
votos a 42, la Asamblea General exhortó al Ejecutivo a “dejar de
inmediato sin efecto las medidas tomadas en el día de ayer”. Era
lo que tal vez esperaba el doctor Terra para proceder a la disolución
lisa y llana del Consejo Nacional de Administración (P. Ejecutivo) y
de las Cámaras Legislativas. Legisladores y dirigentes políticos de
la oposición fueron detenidos mientras otros lograban burlar la
vigilancia policial dispuesta en sus domicilios para refugiarse en
diversas embajadas.
La
primera víctima
|
Baltasar Brum |
El
ex presidente Baltasar Brum, quien hasta hoy había ejercido la
presidencia del Consejo Nacional de Administración, optó por
resistir la orden de detención en su domicilio de la calle Río
Negro. Allí, en mangas de camisa y sin cuello, con un revólver en
cada mano y rodeado de amigos y correligionarios también armados,
jugó durante varias horas una pulseada contra la prepotencia.
Por
fin, y al ver que la situación podía prolongarse indefinidamente,
Brum eligió el supremo sacrificio de inmolarse en defensa de la
libertad y de las instituciones democráticas: sin que nadie pudiera
impedirlo, caminó hasta el medio de la calzada y se descerrajó un
balazo en el pecho luego de gritar “¡Viva Batlle! ¡Viva la
libertad!”.
Baltasar
Brum se convierte así en la primera víctima de esta dictadura
recién instaurada.